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jueves, 24 de noviembre de 2011

Los libros de texto ¿para qué?

Parece que los libros de texto no cambian. Siguen siendo libros llenos de información y datos a memorizar por los alumnos sin ningún sentido. Supongo que muchos profesores (como en mi época) se siguen basando en los libros de texto para dar clase, y siguen la misma dinámica de siempre: ”Menganito, comienza a leer el Siglo XV”. Desde mi punto de vista, este tipo de libros y de clases no favorecen para nada el aprendizaje en los alumnos.

Pienso que el libro de texto se basa fundamentalmente en dar información sobre la historia de la literatura. El tema comienza con una breve introducción al contexto histórico y cultural, que se plantea de manera lineal y diacrónica, sin hacer una comparación con el tiempo presente para entender mejor el pasado. Sigue con la obra de La Celestina y su argumento para seguir con los personajes que aparecen el la obra. Desde mi punto de vista, la unidad de literatura se divide en compartimentos estancos (historia, obras, argumento, personajes) sin ninguna articulación entre sí. ¿Por qué en vez de dar el contexto histórico y cultural de manera teórica no les enseñamos el reflejo de ese contexto en la obra y en los propios personajes para que exista una relación entre todos esos puntos? De esta manera creo que los alumnos aprenderían más al ver una relación y un sentido a lo que estudian. Por lo tanto, creo que no creamos jóvenes que disfruten de la lectura, sino que la ven como algo aburrido y sin sentido, que sólo deben memorizar.

Asimismo, el libro de texto no invita a la reflexión o interpretación propia del alumno, lo que hace que la literatura sea aburrida para los alumnos, ya que la literatura no les aporta nada. No pueden interactuar con los textos, transferirlos a su propia realidad, a su vida o situación personal. No se fomenta la creación de textos por parte del alumno, porque no se refleja lo importante de la literatura, que es una vía de expresión del autor, un reflejo de su mundo interior. En resumen, los alumnos sólo adquieren la competencia memorística, dejando de lado todas las demás (la competencia comunicativa, la de aprender a aprender).

En definitiva, el libro de texto está muy bien para adquirir conocimientos que los jóvenes memorizarán sin sentido para una prueba/examen, pero que pronto acabarán olvidando. El libro de texto sirve de apoyo al docente, pero es éste quien debe crear una clase de literatura dinámica, participativa, reflexiva, basada en debates para compartir opiniones, profundizar, reflexionar y comprender la lectura y, sobre todo, acercarles el pasado a su propia realidad.

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