Mira lo que escribo

martes, 29 de noviembre de 2011

Hay que leer


Siempre tan asépticos. Los libros de texto son especialistas en
convertir la literatura en conocimientos austeros. Unidad 9: el barroco es movimiento cultural que se desarrolla en España
y en el conjunto de Europa durante el siglo XVII. Datos de Góngora, datos
Quevedo y finalmente, actividades. ¿Puede haber una forma más molesta de
explicar qué es el barroco? Todo periodo literario ha existido gracias a sus
autores, que pusieron empeño en querer
decir y querer decirlo de tal forma y no otra, y ¿para qué? Para convertirse en
un dato, para simplificarles a unas características generales y completar así
la unidad 5 del libro de texto de lengua y literatura. Pobre Cervantes, El
quijote sintetizado en 15 líneas.

Lo que importa son las obras. Fueron
escritas para ser leídas, no para que se diseccionen y analicen
escrupulosamente. Imagínense, comprar una novela y en la primera página:
características socioculturales de la época, características del género, de la
obra, estructura y argumento… ¿Voluntarios para leerla? No nos pongamos cínicos,
las obras clásicas rara vez son tan fáciles de leer como una novela, y mucho
menos para un puñado de adolecentes. Aquí es donde entra en escena el profesor
en el papel de perro lazarillo. De él es responsabilidad trasmitir la pasión
que los autores pusieron en sus obras. Y se puede hacer. Primero, no tomándoles
por tontos, son capaces de entender más de lo que la media piensa, si no
entienden no es culpa de ellos, es de quien explica.

La clase de literatura significa leer, y
disfrutar de la lectura, comprender, y también significa compartir, opiniones,
ideas, significa interpretar, sentirse Don Juan por un momento y claro,
significa escribir, convertirse en Bécquer, en Lorca, en Saramago por un rato.
En la medida de la posible, por supuesto. Las competencias referidas a la
literatura promueven la utilización, la valoración y el disfrute del hecho
literario, son unos pasos que seguidos en el sentido inverso tienen sentido.
Sin embargo, como disfrutar es un verbo no evaluable, al menos directamente, se
suele pasar por alto, se suele olvidar lo esencial.

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