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martes, 29 de noviembre de 2011

De camino a la lectura


Muchas veces los profesores convierten las clases de literatura en un verdadero tostón. Teniendo en cuenta mi experiencia en el instituto (e incluso en la universidad) creo que se olvidan del aprendizaje de los alumnos, y se dedican a demostrarles todo lo que saben sobre Historia de la literatura. Después de haber reflexionado sobre ello, he llegado a la conclusión de que es necesario que los futuros docentes impulsemos clases mucho más activas y prácticas en literatura, de manera que el alumno sea el protagonista. En las diferentes sesiones de Literatura y sociedad, hemos observado que existen diferentes tipos de herramientas que podemos utilizar para que los alumnos adquieran una actitud activa y participativa en el aula, para motivarlos y, de esta manera, fomentar la lectura en los jóvenes.

En todas las clases de literatura es necesario hacer una introducción para contextualizar las etapas literarias, introducir la vida de los autores, sus obras, los temas, etc. Sin embargo, no sólo debemos utilizar la voz como instrumento, sino que existen diferentes medios para que esa teoría sea más llevadera. Por ejemplo, yo utilizaría documentales para conocer la vida de los autores o el contexto histórico y cultural de la época; pondría una película de alguna obra literaria (como, por ejemplo, El Quijote o La Regenta) para que los alumnos conozcan la obra de manera mucho más amena que leyéndola, ya que son obras muy pesadas y difíciles para alumnos de la ESO. Incluso utilizaría programas como Timetoast para que creasen una línea cronológica en la que tuvieran que situar autores, obras, acontecimientos importantes no sólo de España sino también de otros países.

En relación con la compresión y producción de un texto, me ha parecido muy interesante el uso de las imágenes. Por un lado, nos es útil para que los alumnos expresen lo que les provoca una imagen determinada y lo reflejen de manera escrita, creando un texto literario. Por otro, permite que nos muestre la compresión de un texto escrito (fragmento) por medio de una secuenciación de imágenes. Es un recurso funcional que utilizaría en mis clases. Muchas veces los profesores olvidan que uno de los objetivos de la literatura es que los alumnos creen un texto literario, tarea difícil para los jóvenes. Sin embargo, si utilizáramos las imágenes como medio para provocar sensaciones en el adolescente, facilitaríamos la elaboración del texto literario y obtendríamos resultados sorprendentes. Lo mismo ocurre con la compresión de los textos. Creo que, más que realizar resúmenes o exámenes, es mejor mandarles crear una presentación con fotografías de manera que nos muestren lo que han entendido del fragmento, e incluso se puede combinar con música para que expresen qué es lo que les ha provocado el texto. Éste método sería de gran utilidad sobre todo para introducir al alumno en el género poético, muchas veces insufrible para ellos (incluso para nosotros). Para ello, también sería conveniente acercarles el género poético a su realidad a partir de la música. Yo plantearía una actividad en la que ellos eligieran una canción (adecuada) que les gustase y la interpretasen a partir de imágenes. Asimismo, propondría una actividad en la que los alumnos, basándose en un poema literario, lo imitasen creando uno con la misma métrica, o lo parodiasen acercándolo a temas actuales. De esta manera, comprenderían un texto poético, pero cercano a su ámbito y la poesía les resultaría mucho más interesante.

Sin embargo, desde mi punto de vista, el objetivo más importante de la clase de literatura debería ser fomentar la lectura. En la gran mayoría de los casos, los profesores mandan leer obras (literarias o sub-literarias) para después realizar un examen con una serie de preguntas que pueden, en muchos casos, ser respondidas sin haber leído el libro. Los alumnos se sienten obligados a leer, porque la obra es muy difícil de leer, o porque la temática del libro no es de su interés o porque simplemente no les gusta y no quieren leer. Sin embargo, creo que en la gran parte de los casos no se eligen bien las obras, no se escogen libros que despierten la curiosidad del adolescente. Deberíamos elegir obras con temas que atraigan al joven. Por ejemplo, las obras de Eduardo Mendoza (como El asombroso viaje de Pomponio Flato) enganchan al joven porque hay una combinación de misterio, asesinato, amor, etc. Son temas que realmente interesan al alumno. También existen otras obras literarias, como La casa de Bernarda Alba, que por su género son más fáciles de leer para los jóvenes. Asimismo, debemos darnos cuenta de que la finalidad es fomentar la lectura y, para ello, no tienen que leer sólo obras literarias, sino que existen multitud de libros no literarios (El señor de los anillos, Harry Potter) que atraen a los jóvenes e impulsan la lectura en ellos. Por lo tanto, yo me olvidaría de mandar leer a los alumnos una obra literaria como La celestina, que es difícil de leer y comprender, lejana en el tiempo, porque lo único que conseguiría seria que vieran la lectura como algo aburrido, y daría más peso a obras literarias/sub-literarias mucho más cercanas en el tiempo, y de temas más interesantes para ellos, de forma que disfruten de la lectura. Para asegurar que han leído las obras, pienso que el examen no es el instrumento más idóneo. Sería mejor crear un blog en el que todos los alumnos comentaran y debatieran aspectos importantes de la obra.

Tal y como he señalado anteriormente, el fomento de la lectura es el aspecto más importante para mí. ¿Por qué? Es sencillo. Podemos enseñar mucho a los alumnos sobre las características, contexto cultural, obras significativas, autores,… de las diferentes etapas literarias, pero ellos sólo lo estudiarán para el examen y en un futuro lo olvidarán. Seguramente, utilizando instrumentos prácticos y activos como los que hemos planteado, retengan más esa información y les resulte más interesante que en una clase magistral en la que ellos no son los protagonistas. Pero lo terminarán olvidando. Sin embargo, si conseguimos que leer sea interesante para ellos, que les motive, que les atraiga, éste será un aprendizaje que durará toda la vida y lo trasladarán a su ámbito personal, es decir, que no sólo leerán en el colegio, sino también fuera de él. Y esto es lo más importante, porque de esta manera crearemos jóvenes competentes con actitud crítica, que a través de sus lecturas alcanzarán a comprender el mundo que les rodea.

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