Mira lo que escribo

lunes, 28 de noviembre de 2011

Creatividad en el aula

Recuerdo una asignatura que cursé en la Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile: el oficio creativo. Nunca dejó de sorprenderme. No podía planificar absolutamente nada, puesto que nunca sabía como transcurriría la sesión. Solíamos trabajar la mente, la rapidez, las ideas esporádicas, el brainstorming. Pero, ante todo, la creatividad.

Recuerdo en especial una sesión en la que tuvimos que realizar un listado de objetos que crearíamos con un simple clip. Finalizadas las ideas, el profesor nos repartió unos 20 clips, y tuvimos que crear los objetos que habíamos mencionado anteriormente. Un pendiente, un anillo, un paraguas, unas tijeras… Lo primordial era dar rienda suelta a la imaginación.

Así pues, me gustaría impartir la literatura mediante la creatividad. Al fin y al cabo, el poder de crear está en las manos de quien esté dispuesto a imaginar y dejarse llevar por los secretos que guarda nuestra mente.

Describir escenarios y personajes, crear diálogos, recursos poéticos, mitos, escribir un diario… Esos ejercicios serán la base de las clases prácticas. En todos los casos se respetará el estilo individual de cada alumno, y al final de cada sesión, se realizará una valoración grupal, a modo de debate, de manera que los alumnos opinen sobre las creaciones de sus compañeros, añadan ideas, propuestas a corregir…

Sería buena idea trasladar estos ejercicios prácticos a diferentes medios de comunicación: así como una narración a una revista, recitar poemas en la radio (o si a algún alumno/a se le da bien la música, componer una balada), interpretar una obra de teatro en una televisión local o en la biblioteca del barrio…

La mayoría de los alumnos poseen un retorno potencial increíble, aún sin descubrir. Sin identificar emociones, pasiones y motivaciones, se nos hará complicado lograr una propia realización personal. Está claro que todas las personas somos creativas en mayor o menor medida, pero soy consciente de que esta capacidad requiere un proceso de enseñanza-aprendizaje. Es por eso que deberé ofrecer a los alumnos herramientas (tanto multimedia como textos y discursos audiovisuales), de manera que el alumno vaya aprendiendo a utilizar recursos que lo ayudarán a perfeccionar su estilo, a motivarse, y a aumentar su producción literaria.

Claramente, este método de impartir literatura requiere mucha más implicación que basarse en un mero libro de texto, pero el objetivo será crear un clima agradable en el aula, mostrar empatía, de manera que el grupo se identifique, se emocione y participe de manera activa. Al fin y al cabo, debemos animar a los alumnos a que prueben, experimenten, analicen, perciban…

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