Autores: Douglas Preston y Lincon Child
páginas: 522
Año: 2002
Editorial: Debolsillo
Durante los trabajos de excavación para construir
un nuevo bloque de apartamentos en Manhattan, los obreros hacen un
descubrimiento espeluznante: los restos de treinta y seis personas torturadas y
mutiladas, víctimas de un asesino que aterrorizó a la ciudad de Nueva York a
finales del siglo XIX. El agente especial Pendergast del FBI convence a Nora
Kelly, arqueóloga del Museo de Historia Natural, de que le ayude a resolver el
misterio de aquellas muertes. Pero lo que era solo una inquietante
investigación histórica se convierte en la caza desesperada de un cruel
asesino, cuando sobre la ciudad se abate una oleada de asesinatos casi
idénticos a los de un siglo atrás. Como más de cien años antes, Manhattan
vuelve a ser víctima del pánico.
Pendergast es el Sherlock Holmes contemporáneo.
Inteligente y elegante por un lado, sombrío, arisco y misterioso por otro.
Resulta un personaje atractivo porque combina la sofisticación cultural y
estilística clásica, con la acción y las herramientas tecnológicas actuales. A
cada página leída, necesitas saber más sobre ese agente del FBI, tan misterioso
que sólo se le llama por su apellido, Pendergast. No se revela su nombre de
pila hasta el tercer o cuarto libro. Además, parece que de alguna manera, todas
sus investigaciones giran alrededor de su familia, conocida durante siglos por tender
a caer en la locura.
Lo mejor de las novelas de Preston y Child, a
parte de su protagonista, es la trama, no se puede dejar de leer. Focalizan su
interés en un punto de referencia, un museo donde investigar una historia
oscura y extraordinaria que nació hace muchísimo tiempo y que ahora vuelve a
atormentar. Pendergast se encarga de esclarecer, de buscar la lógica a crímenes
que parecen ser obra de monstruos, del diablo, de magia. Los asesinatos de Manhattan combinan a la perfección estos dos
mundos: el mundo actual y el Manhattan más paupérrimo del siglo XIX.
Es una lectura de aventuras ideal para alumnos de
la ESO. Intriga, sucesos desconcertantes, hallazgos históricos y un sombrío detective
que oculta siempre algo. Balanceándose siempre de lo imposible a lo improbable.
Las 522 páginas se les quedarán cortas, seguro tendrán ganas de saber más. Y es
que permite al lector ver un mundo en el que aún hay misterios, sentirse
Indiana Jones y pensar como Sherlock Holmes. Es el libro que me hubiese
encantado leer con 15 años.
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