Mira lo que escribo

martes, 13 de diciembre de 2011

Los asesinatos de Manhattan


Autores: Douglas Preston y Lincon Child 
páginas: 522 
Año: 2002
Editorial: Debolsillo
Durante los trabajos de excavación para construir un nuevo bloque de apartamentos en Manhattan, los obreros hacen un descubrimiento espeluznante: los restos de treinta y seis personas torturadas y mutiladas, víctimas de un asesino que aterrorizó a la ciudad de Nueva York a finales del siglo XIX. El agente especial Pendergast del FBI convence a Nora Kelly, arqueóloga del Museo de Historia Natural, de que le ayude a resolver el misterio de aquellas muertes. Pero lo que era solo una inquietante investigación histórica se convierte en la caza desesperada de un cruel asesino, cuando sobre la ciudad se abate una oleada de asesinatos casi idénticos a los de un siglo atrás. Como más de cien años antes, Manhattan vuelve a ser víctima del pánico.
Pendergast es el Sherlock Holmes contemporáneo. Inteligente y elegante por un lado, sombrío, arisco y misterioso por otro. Resulta un personaje atractivo porque combina la sofisticación cultural y estilística clásica, con la acción y las herramientas tecnológicas actuales. A cada página leída, necesitas saber más sobre ese agente del FBI, tan misterioso que sólo se le llama por su apellido, Pendergast. No se revela su nombre de pila hasta el tercer o cuarto libro. Además, parece que de alguna manera, todas sus investigaciones giran alrededor de su familia, conocida durante siglos por tender a caer en la locura.
Lo mejor de las novelas de Preston y Child, a parte de su protagonista, es la trama, no se puede dejar de leer. Focalizan su interés en un punto de referencia, un museo donde investigar una historia oscura y extraordinaria que nació hace muchísimo tiempo y que ahora vuelve a atormentar. Pendergast se encarga de esclarecer, de buscar la lógica a crímenes que parecen ser obra de monstruos, del diablo, de magia. Los asesinatos de Manhattan combinan a la perfección estos dos mundos: el mundo actual y el Manhattan más paupérrimo del siglo XIX.
Es una lectura de aventuras ideal para alumnos de la ESO. Intriga, sucesos desconcertantes, hallazgos históricos y un sombrío detective que oculta siempre algo. Balanceándose siempre de lo imposible a lo improbable. Las 522 páginas se les quedarán cortas, seguro tendrán ganas de saber más. Y es que permite al lector ver un mundo en el que aún hay misterios, sentirse Indiana Jones y pensar como Sherlock Holmes. Es el libro que me hubiese encantado leer con 15 años.




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